-De chaval quería ser
-Quería ser Coque Malla y hacer lo que estoy haciendo ahora. Yo soy hiperactivo, lo tengo diagnosticado por los médicos, y me resultaba un poco difícil concentrarme en clase. No he sido un niño malo, pero sí muy travieso.
-¿Le ha dado muchos disgustos a sus padres?
-Me gustaba mucho la calle. A los trece fumaba y a los quince, me había bebido una botella de ginebra con mis amigos.
-¿Quiénes eran sus ídolos?
-Mi padre y mi madre, que han sabido formar una familia unida. Luego están mis ídolos de juventud: Extremoduro, Platero y Tú, Los Ronaldos, Hombres G, Los Nikis, los Rolling Stones, Kortatu... No tengo prejuicios. Y, como actores, hay dos enormes: Eduard Fernández y Javier Bardem, ahora y antes, el de 'Mar adentro' y el de 'Jamón jamón'.
«Soy muy fetichista»
-¿Tenía pósteres en su cuarto? O a lo mejor los sigue teniendo...
-Tenía el de Los Ronaldos. Ahora no. Bueno, en realidad soy muy fetichista y tengo un disco de platino de Hombres G, una foto con Green Day, otra con Fito, otra con Carlos Tarque, un cuadro firmado por Guns N'Roses...
-¿Y usted es paciente con los fans?
-Claro, yo he sido fan, pero también me gusta hacerles ver que soy una persona, que cago, meo, como y me pongo malo. Algunos superfans se sorprenden de que te hagas tú mismo el desayuno.
-Triunfó con El Canto del Loco, en una época en la que el rock no sonaba mucho en la radio.
-Yo no creo que El Canto del Loco sea un grupo de rock, ni de pop, ni de música pija, ni indie... Es un grupo de canciones, no me gustan nada las etiquetas.
-¿Qué echa de menos en el mundo de la música en España?
-Actitud y jeta.
-¿Qué hubiese sido de usted sin la música y la actuación?
-Sería ahora lo que era, repartidor de cajas con una furgoneta. ¿Y sabe una cosa? La carretera, las giras con El Canto, me han enseñado a ser un poco jefe sin quererlo, y cuando curraba repartiendo no existía nada de eso. Mucha gente dice que no, pero yo era feliz con mi paquete de Camel, mi cinta de los M-Clan y mi furgoneta. Le aseguro que era muy feliz. Ahora también, ¿eh?